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Rutinario Club Social

Paranoias varias

Deportes y demudanzas



Es curioso ver como los deportes pasan a ser protagonistas de nuestras vidas, vidas paralelas en nuestro día a día. En eso son expertos los americanos. Me imagino a un yanki intentando explicarle a otro cosas tan metafísicas como la vida y el amor..

Porque Larry, en esta vida tienes que correr más que nadie para conseguir un touchdown. No puedes ir por la vida haciendo tiros libres, tienes que machacar tus objetivos, hacer triples antes las adversidades...

Aquí para dar un consejo sería más bien así..

Déjate de ostias Manolo, la defensa es floja, tú eres habilidoso, no lo pienses más, ¡chuta, remata y gol!.

Pero el deporte que sin duda más llevan en el corazón los americanos es el béisbol. Por alguna extraña razón en todas las películas americanas siempre sale la escena del niño/ña que le toca batear. Toda película americana que se precie tiene que tener la misma escenita de siempre, ese acto casi religioso en su país donde un bateador, un bate, un pitcher y la pelota son los protagonistas del universo.
El bateador suele ser un niño, (o no tan niño) marcado por su mala suerte. El pitcher sin embargo suele ser el antagonista de la película, el ser más odioso para el bateador, el que lo tiene todo a sus pies, ese ganador que va de sobrado por la vida. Unos cuantos metros más allá están los compañeros del bateador, con las cabezas gachas, pensando que sólo un milagro podría cambiar el rumbo del partido. Más a maracuyá se encuentra el público, padres, madres, tíos, tías, perros, perras, el vendedor de helados, el de hierbas psicotrópicas...todos tienen la vista puesta en el bateador, que curiosamente rima con perdedor, y con follador...pero bueno, eso es una incongruencia. Allí están todos, soportando un Lorenzo de la ostia esperando a que el pitcher acabe ya con tanta historia. El entrenador le dedica una mirada de aprobación a su bateador y levanta su dedo pulgar para demostrarle su confianza. La madre del bateador no para de mirar el culo del chulo de turno que va tras ella, ese que siempre se hace amigo del niño para luego pasar a mayores con la apetecible madre (imagínense a Michel Pfeiffer, ¡miau!). En eso que el pitcher lanza consiguiendo dejar petrificado al bateador por la potencia de su disparo. El bateador sabe que se juega mucho en este partido, se juega los donetes de todo un curso, la posibilidad de que le haga caso la niña pija de la clase, de que le concedan una beca en la universidad de Massachusetts, de que por una vez el perdedor deje de perder siempre y el ganador deje de ganar siempre, están en juego tantas cosas...

El segundo lanzamiento del pitcher es mortal, lo recoge el coach haciéndole unas gañotas cómplices al pitcher (para mi que aquí hay rollito). El bateador no puede perder más oportunidades, es la gloria o la muerte, es el todo o nada. Es entonces cuando Letizia mira con sed de venganza a los ojos a Jaime Peñafiel, el pitcher. En aquel preciso momento no sabe si batear o apalear directamente a sus detractores con el bate. Es entonces cuando apuntando con el bate en el cielo se acuerda de Scarlett O'Hara, poniendo a dios por testigo que nunca volvería a pasar hambre. Peñafiel lanza, Leti cierra los ojos, aprieta los dientes y batea. ¡Strike!. Batea tan fuerte que dos catchers del equipo contrario se dan de morros intentando seguir la pelota, Letizia corre hacía las bases, corre sin parar dejando atrás el campo, el partido, y sus donetes. Fue en busca de su pelota, aquella que cayó en el Palacio de la Zarzuela. Hizo sin duda el mejor partido de su vida.

La prisa mata



Desde que tuve aquel incidente en el ascensor de mi bloque que he llegado a esa conclusión. La prisa mata.

Salí de buena mañana acompañado de mi caraja, mi caraja y yo, yo y mi caraja, siempre unidos en unión y comparsa. Piqué al ascensor, vino a mi, abrió sus puertas y me quedé mirando el espejo del fondo del susodicho. Me quedé por uno instante en el limbo, pensando en mis cosas, como porqué superman llevaba siempre los calzones por fuera, o porque hay veces que lo llaman amor cuando quieren decir sexo.. en eso que la puerta mecánica del ascensor se me cierra golpeándome a traición pillándome por los hombros, consiguiendo que me golpee la cabeza contra la puerta. Eso ya fue la gota que colmó el vaso. Después de forcejear con mi traicionero contrincante le asesté un golpe que me dolió más a mi que a él, le insulté, le increpé, pero nada, el usaba el afilado puñal de la indiferencia, no dijo ni pío.

Estos accidentes con el ascensor no ocurrían antes. Antes teníamos unos ascensores donde hasta que tú no cerrabas la puerta el ascensor no se ponía en marcha, tú tenías el poder, tú controlabas la situación. Ahora me cuentan más de un vecino que al entrar en el ascensor con sus perros han sufrido ataques parecidos al mío. Al ser pequeños los perros el detector no detecta la presencia del bicho de cuatro patas, les pilla la cola y lo que no es la cola haciéndoles chillar de dolor y espanto. Algunos vecinos dicen que lo que más temen de esto de las puertas mecánicas es que ellos queden dentro, los perros fuera y la correa entre medio para convertirse en la soga de la muerte que ahorcan a su fiel canino.

Y es lo que digo yo, que sólo faltaba que ahora las máquinas nos avasallaran, nos metieran prisa para todo, como si no tuviéramos suficiente con nuestros jefes, y demás especimenes. Ya lo estoy viendo, dentro de poco las máquinas cumplirán la profecía del argumento de Terminator, su poder de decisión aumentará en nuestras vidas, se rebelarán, nos someterán a sus designios, crearán un sindicatos... Pronto podremos ver como se arrejuntan para
procrear entre ellas, como los coches y los trenes de lavado intercambiarán fluidos (pero de una manera más lasciva que ahora), como el video y el televisor gozarán por quedar empalmados por más de un euroconector, como el hombre se unirá a la orgía introduciendo cosas en el vídeo, haciendo así un menage a trua, (¿se le podría llamar a esto maquinofilia?). El ser humano sometido a la máquina, ¡que horror!.

No hace mucho, comiendo en uno de los muchos bares que le toca a un servidor comer, me encontré con un caso de avasallamiento propio de las máquinas. La señora que nos atendía era una señora mayor que de tan eficiente que era, se pasaba. A veces estando ya en los postres dejaba la tarrina de helado o lo que fuera en la mesa para tomarme un descanso, para pensar en mis cosas, para respirar un poco, para lo que sea vaya...pues no venía la tía y se llevaba la tarrina sin que me la hubiera acabado!. Y es que no era sólo la tarrina, o los platos, hacía lo mismo con el agua, ¡zas!, pillaba la botella de agua antes de levantarnos de la mesa, ¡hasta el vino!. El día que se me llevó el vino salté y le grité, ¡pero deje el vino en la mesa señora!. Todos los allí presentes mi miraron extrañados. Joder, que sólo faltaba que cogiera la escoba y nos barriera a todos para fuera. Me apuesto lo que queráis a que la tía era una máquina disfrazada de señora mete prisas, al más puro estilo Terminator.

¡Las máquinas se están apoderando de nuestra vida!, ¡que lo sepáis!.

Sueño erótico de una noche de verano

3:05 am

hummmmm...grrr..mmmmm..grrrrr...groaorrr...soy tu león, soy tu leónnn...

Señora Rutina

De buena mañana veo como el día va transcurriendo idénticamente al anterior. El del perro Peter ( su perro tiene más personalidad que él) ya está de vuelta con Peter, ya hicieron su salida matinal. Subiendo calle arriba vuelvo a ver a la chica de los andares peripuestos, dios mío de mi vida, si es que están tremendas...hoy va con retraso, debió dormirse entre las sábanas. Ya almorzando en el bar, después de dar los buenos días a los compañeros veo como van entrando los parroquianos uno a uno y por el mismo orden de cada día, siempre igual. Los yeseros ya hace rato que están hincando el diente en el bocata, el doble de Fernando León vuelve a pedir una de pinchos, joder, cualquier día le pido un autógrafo, es clavadito. El chaval del bar vuelve a acercarse a nuestra mesa frotándose las manos, igualito que su padre, el hombre que está en la cocina. Nos da los buenos días y vuelve a preguntarnos que queremos, como sino lo supiera ya. Pues lo mismo, siempre lo mismo.

Por la puerta entran Rogelio y Jordi, tan peinado uno y tan malos pelos el otro. Se acercan a la barra y se piden sus cafés. Al poco tiempo viene Toribio, siempre dos minutos más tarde que Rogelio y Jordi, se une a ellos. Oigo detrás mía una conversación entre madre e hija que me deja a cuadros. La niña le está diciendo a su madre que tiene las tetas caídas, que no son como las que salen por la tele. Los tiempos afortunadamente están cambiando. Mientras espero el cortado veo llegar a Miguel y su gorra, o su gorra y él, son como uña y carne, como el gordo y el flaco, inseparables. Hecha en la máquina la chatarra que tiene en el monedero y saca un Camel. Siempre igual, todos los días aparece justo después de que entre Toribio. Luego, después de Miguel, suelen entrar un señor y una chica de gafitas, la chica no para de hablar ni debajo del agua, el hombre le va siguiendo la corriente contestando con escuetamente. Y así transcurre el día sucediéndose las apariciones, las costumbres, todos los acontecimientos van sucediendo sin salir nunca del la línea casi imperceptible que es la rutina. No es ninguna tragedia de vida, hay momentos para de lo más entretenidos y agradables pero...

No me importaría que un día mientras almuerzo en el bar me secuestrase una chica a punta de ballesta y me hiciera conducir un coche robado para escapar de oh, que casualidad, de la señora rutina. Porque la rutina no puede ser señorita, tiene que ser señora. Pararíamos a comer en un mesón de las afueras de Toledo recomendándole a mi hambrienta secuestradora el rabo de toro. Si quieres romper el hielo con una chica recomiéndale que pruebe el rabo de toro, siempre dará pie a comentarios y a risillas, lo tengo comprobado. Después de comer bajaríamos más hacía el sur en busca del mar. Cenaríamos pescaítos fritos en la playa Punta umbría, luego visitaríamos el pueblo de Lepe para ver como congelan la imagen con los cubitos, dormiríamos, o no, trabajaríamos al día siguiente, o no, recogeríamos fresas, cecearíamos como los lugareños, y nos reiríamos, reiríamos mucho. Y así hasta que doña Rutina volviera a llamar a nuestra puerta. Y a correr.


Galería de carteles dedicados a Huelva

Te convierto en canción

El pasado domingo vi Good morning, Vietnam, este domingo he vuelto a ver El Padrino. Aunque las dos películas aparentemente no tengan nada que ver una cosa con la otra puesto que la primera era una comedia y la segunda es un drama (violento eso sí), aún así tienen algo en común, hablan de la mano negra, de la censura, de los que mueven los hilos de la gente. Mientras Adrian Cronauer (Robin Williams) se mordía la lengua al no poder informar sobre la ola de atentados que sufría Saigon (Vietnam), Michael Corleone (Al Pacino) sin comerlo ni beberlo había entrado de lleno en el mundo del hampa y estaba dispuesto a mover los hilos por el bien de “la familia”.



Y así entre película y película uno se pone a elucubrar sobre el sistema, sobre la corrupción, sobre las verdades a medias. Me hizo mucha gracia cuando los mafiosos decían en el Padrino; “¿tenemos a periodistas en nómina, no?, podemos hacer una campaña en contra de ellos”. Algo así como lo que ocurre ahora, donde se compra todo, hasta los ideales, a medida que uno llega más lejos, más podrido y corrompido está.

Ahora resulta que España es la mayor madriguera de terroristas islámicos del mundo mundial, pues que bien. Y lo que más me inquieta es que el gobierno supiera de antemano que todos esos flipados cuando entraron en el país no eran trigo limpio, que sus negocios eran oscuros, como su corazón. La mafia que más miedo me da es la legal.

Y mientras los terroristas se matan en nombre de Alá y la gente de arriba sigue planeando sus sucios planes, yo sigo con mis cosas de estar por casa, como escuchar la discografía entera de los Sonotones, y repetir en la sombra una y otra vez "te convierto en canción" para ahuyentar viejos fantasmas. Te convierto en canción, te convierto en canción, te convierto en canción...

Te extrañamos , presidente

"Una de las imágenes más graciosas que recuerdo es cuando fue Aznar a Cuba: Durante un acto se levantó todo el mundo para aplaudir y él se quedó sentado. Al final no pudo resistir más la violencia y la tensión del momento y se levantó. En ese instante se sentó todo el mundo. Fue absolutamente cómico. Era exactamente Mr Bean. Me pareció graciosísimo."

Extraído de: Caiga Quién Caiga, el libro - Edu Arroyo

Yo más que con Mr Bean lo compararía con las situaciones cómicas tirando a surrealistas de este señor cuando se dirigía a las grandes masas. Joder, si comparten hasta el mismo estilista y todo.

La primavera la sangre altera

La primavera está a la vuelta de la esquina, ya mismo estamos cantando el 20 de març de Serrat, los pajarillos cantan, las nubes se levantan, y algunas cosas más...

Hoy me presentaron al nuevo fichaje de la empresa, y para mi sorpresa, ¡era una chica!. Al estar en un puesto de categoria superior, debería llamarla jefa. Eso está hecho jefa, ¿hay que quedarse a hacer horas extras?, ¡pues se hacen en unión comparsa!. Lo que usted diga, jefa. Debe ser de mi edad, año pa arriba año pa abajo. Morena, estilizada, luce gafas de pasta negra, y que bien las lleva oye.. Y nos presentaron.

- Fulanita (en el mejor sentido, no confundirse) este es menganito, uno de nuestros especialistas en tal y cual..
- Hola Menganito.
- Hola Fulanita.
- Ya sabes Menganito, si tienes algún problema te las tendrás que ver con Fulanita, vosotros mismos.


Dicho eso, se fueron, ¿y sabéis lo que me dijo antes de irse?, ¿lo sábeis?. "Hasta luego". Pero no un hasta luego cualquiera, no, no, me dijo "hasta luego", ¡¡a miii!!. Me quedé con la sonrisa bobalilcona, vi revolotear pajarillos a mi alrededor, vi la luz entre las nubes y claros, a Cupido haciéndome la señal de Ok con la mano, canciones de Otis Reding sonaban en mi mente...¡¡esto es amourr!!.

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Dios de mío de mi vida, ¿porqué nos hiciste tan débiles ante las mujeres?.